El
sector residencial se enfrenta a una situación inusual y de la que no existen precedentes en España. A pesar de que es difícil realizar estimaciones sobre cual será el impacto real de esta crisis, los expertos creen que en el medio plazo la obra nueva mostrará una mayor fortaleza que el producto de segunda mano.De este modo, mientras que
la vivienda usada podría registrar este año caídas de precios que se moverán entre el 10% y 15%, esperan que la vivienda nueva se mantenga estable, al menos, en los próximos meses.
Actualmente, alrededor del 85% de las unidades que se están construyendo ahora y que se van a entregar este año están ya vendidas, mientras que para las que se finalizarán en 2021 ya hay preventas de un 50% aproximadamente. Esto no solo blinda el negocio de estas compañías en el medio plazo, si no que también mantiene estables los precios de esos proyectos.
La crisis sanitaria global del Covid-19 ha sido un shock exógeno al sector inmobiliario. Nada que ver con lo que ocurrió en 2008. Además,
se ha producido cuando nos encontrábamos preparados: economía fuerte, sector bancario saneado y sector inmobiliario solvente -con unos balances muy sólidos, prácticamente sin endeudamiento, sin stock y con una gran cobertura de los objetivos de ventas para este año y el siguiente.
La producción actual de vivienda de obra nueva es inferior a la demanda estructural, que es de unas 120.000 unidades al año, mientras que el pasado ejercicio se dieron las llaves de 56.000 viviendas. Por otro lado, la ratio de construcción por cada 1.000 habitantes está en mínimos históricos, con menos de 2 viviendas por cada 1.000 habitantes.
Fuente: El Economista