Los malas noticias que se esperaban en el
sector inmobiliario durante las primeras semanas de la crisis sanitaria y económica parecen haberse ido evaporando con el paso de los meses, y el año 2020, cerrará entre la estabilización del 0% y unas caídas máximas del 2% en los precios, lejos de los retrocesos de alrededor del 10% que se barajaba al comienzo de la pandemia. Los grandes retrocesos, por ello, no se verán hasta el año próximo.
Las primeras previsiones apuntaban a que 2020 cerraría con una caída en la línea del PIB, alrededor del -10%. No obstante, este recorte será mucho más moderado, situándose entre el crecimiento plano y el -2%.
Todo parece indicar que las bajadas se trasladarán al ejercicio 2021 y, en menor medida, al 2022. Durante el año que viene podremos ver devaluaciones de entre el -5% y el -7%, la obra nueva y la segunda mano mejor situada y con más calidad aglutinarán el producto que mejor va a aguantar. Todo, claro está, teniendo en cuenta que el panorama está sujeto a una gran volatilidad e incertidumbre ligadas al desarrollo de la crisis sanitaria.
Aunque es necesario recordar que el
mercado inmobiliario ya empezaba a registrar una tendencia hacia la estabilización antes de la llegada del Covid-19, por lo que no es descabellado afirmar que lo que ha hecho la pandemia ha sido acelerar esta moderación en los precios.
En lo que respecta a las
compraventas de viviendas, su comportamiento ha estado muy marcado por la alarma sanitaria, llegando a profundizar hasta el -53,7% en mayo según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). En septiembre, la anual acumulada ya alcanza el -22,1%, una cifra muy cercana a la manejada por Font para el cierre del año. Así,
se prevé que las operaciones cierren el ejercicio con una caída interanual de en torno al -20% y un volumen cercano a las 400.000 unidades. Por su parte, las hipotecas para vivienda caerán anualmente la mitad que las compraventas, "logrando un total de entre 320.000 y 330.000 firmas".
En paralelo,
ya en 2021 y si el ritmo de crecimiento es el esperado por organismos como la Comisión Europea o el Banco de España, estos indicadores se recuperarán en la medida que lo haga la economía, siempre a expensas de la evolución de la pandemia y el paro. Llegado este punto, se estima una "tímida subida" del 5% en 2021 en las transacciones, mientras que los préstamos irán ligados al contexto macroeconómico. No se espera una contracción del crédito o un endurecimiento de las condiciones, pero es obvio que las entidades financieras serán más cautelosas, por lo que los avales estatales podrían cobrar sentido.
Fuente: El País